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Oslo, Capital Verde Europea 2019

  • Foto del escritor: Miguel Angel del Valle
    Miguel Angel del Valle
  • 8 mar 2019
  • 6 Min. de lectura
La capital noruega se toma muy en serio la batalla contra el cambio climático y por ello Oslo ha sido nombrada Capital Verde Europea 2019.


Oslo Verde Oslo se ha tomado muy en serio la lucha contra el cambio climático por lo que hace años que ha comenzado a tomar medidas en contra de la contaminación. Entre ellas, aumentar el número de zonas verdes de la ciudad.



Niña sin miedo "Niña sin miedo" es el nombre de la réplica de la escultura homónima que se encuentra frente al toro de Wall Street, en Nueva York. En Oslo, se ubica frente al Gran Hotel. La estatua representa el empoderamiento femenino.



Ópera de Oslo La Ópera de Oslo es uno de los grandes atractivos de la ciudad. Se sitúa en el fiordo de Oslo y se asemeja a una gran iceberg que emerge del mar.



Fortaleza de Akershus La Fortaleza de Akershus es un conjunto de edificios militares junto al fiordo de Oslo. Construida durante la Edad Media como castillo real, en el siglo XVII se convirtió en la fortaleza que se ve hoy día.




 

Oslo, Capital Verde Europea 2019

Es en las ciudades donde se libra la principal batalla contra el cambio climático pues, a pesar de ocupar tan sólo un 3% de la superficie terrestre, son las responsables del 75% de las emisiones de gases de efecto invernadero, según datos de de la Organización de las Naciones Unidas. De esto son muy conscientes Noruega y su capital, Oslo, cuyas políticas están apostando por convertirse en una ciudad resiliente – con capacidad para no alterar el medio ambiente que le rodea- y sostenible en cuanto a su desarrollo urbano se refiere. Medidas que le han llevado a ser nombrada Capital Verde Europea 2019.



Oslo, a pesar de ser una de las capitales europeas con mayor crecimiento, se caracteriza porque sus proyectos arquitectónicos y urbanísticos son, sobre todo, sostenibles. Ejemplo de ello es el barrio de Vulkan, paradigma de planificación urbana ecológica. Ubicado en una antigua área industrial en Akerselva, es un distrito energéticamente eficiente gracias a la construcción de pozos geotérmicos, colmenas de abejas, edificios con placas solares en las fachadas y dos hoteles que reciclan energía del sistema de refrigeración y de los ascensores.


Otra de las medidas tomadas por las autoridades de Oslo a favor del medio ambiente ha sido la de creer que una ciudad sin coches es posible. Así, se pretende que a finales de 2019 dejen de circular automóviles por su núcleo urbano y han creado la iniciativa “Una ciudad sin coches”. A través de ella se han eliminado espacios destinados al estacionamiento y limitado el tráfico, además de dar más cabida a las bicicletas así como a los espacios verdes. En la fortaleza de Akershus, por ejemplo, la máquina expendedora de tickets de aparcamiento ha sido reconvertida en un altavoz Wi-Fi a través de escuchar la música que se desee. Pero no todas las medidas vienen de las instituciones, sino que la población, a través de pequeños proyectos, y las compañías privadas también está implicada en crear una ciudad sostenible. Andreas Capjon es el primer agricultor urbano de Oslo gracias a Losæter, un gran huerto urbano cerca de la estación central de Oslo que en verano organiza cenas comunitarias en las que, todo el que quiera participar, puede recolectar las verduras necesarias para preparar la cena del día.



Sotenibilidad noruega

No sólo Oslo está en lucha en contra del cambio climático. Las políticas medioambientales pretenden llevar a Noruega hacia una movilidad 100% eléctrica siendo, actualmente, el país con mayor número de vehículos eléctricos per cápita del mundo. Tanto es así que para 2020 quiere reducir en un 50% sus emisiones de gases de efecto invernadero y ser neutral en las emisiones de carbono en 2050.


Oslo ha protagonizado en los últimos años un importante crecimiento y un desarrollo urbanístico que ha modificado grandes áreas de la ciudad. Un desarrollo que se ha caracterizado por ambiciosos proyectos arquitectónicos, la mayoría de ellos empujados por el motor de la sostenibilidad.

La ciudad trabaja con el objetivo de ser neutral en emisiones de carbono en 2050; para 2020 la meta es haber rebajado a la mitad las emisiones de 1990.



Para alcanzar unos objetivos tan exigentes, Oslo ha puesto en marcha algunas medidas para, por ejemplo, promover el transporte con cero emisiones y se ha convertido, según las propias autoridades noruegas, en la Capital mundial de los vehículos eléctricos, puesel 30 por ciento de los coches que se venden en la ciudad son eléctricos.

Además, fomento del ciclismo, zonas sin coches, biogás a partir de residuos… No es extraño, pues, que haya sido nombrada Capital Verde Europea 2019.


Lo más sostenible del Oslo turístico

Aquí y allá, en el centro de la ciudad o en los nuevos barrios encontramos ejemplos de lo que podríamos llamar lo más sostenible del Oslo turístico (o las atracciones turísticas de Oslo más verdes y sostenibles). Como sucede con Vulkan, un nuevo barrio que se ha levantado en una antigua área industrial de Akerselva.


La propia oficina de turismo noruega lo considera “un escaparate de la planificación urbana ecológica”. El objetivo de los urbanistas era crear un distrito energéticamente eficiente, de ahí que en Vulkan encontremos una central energética local con pozos geotérmicos, placas solares en las fachadas de muchos edificios… incluso dos hoteles que reciclan energía del sistema de refrigeración y de los ascensores o un edificio de oficinas que se distingue fácilmente por su sistema solar de calentamiento de agua en el exterior. ¡Y dos enormes colmenas diseñadas por el estudio de arquitectura Snøhetta!


Y, como todo viajero que se precie debe otorgar a la gastronomía la importancia que merece, una visita al comedor Mathallen es imprescindible. Se trata de un centro de cultura gastronómica en el que podemos comprar productos de pequeños fabricantes noruegos y otros productos especiales.


En una ciudad verde como Oslo encontramos también, por supuesto, los frutos de la preocupación de esos urbanistas por la vida silvestre de la ciudad. Lo vemos en el área de Tjuvholmen, que se construyó junto al fiordo de Oslo en la que se instalaron arrecifes artificiales submarinos con refugios para peces y mariscos.


Se caracteriza no sólo por sus atractivos espacios exteriores sino también y fundamentalmente por sus edificios, que al ser fruto del diseño de una veintena de arquitectos es una auténtica amalgama de las diferentes tendencias de la arquitectura europea contemporánea.


Y han nacido así unos espacios urbanos diferentes, de vanguardia, que ofrecen un lugar a las distintas formas de arte contemporáneo. No en vano se conoce a esta zona del fiordo de Oslo como el distrito del arte.




El fiordo

Otro de esos barrios de Oslo que es un gran ejemplo de transformación de antiguas estructuras en un distrito moderno, ubicado también en el fiordo, es el que ha surgido en el antiguo muelle de contenedores de Sorenga, una zona que invita al visitante a disfrutar de la vida al borde del mar.


Hay un parque verde con varios canales que se extiende por el barrio, y un centro de ocio al borde del mar con una piscina salada, piscina para niños, una playa y una gran área recreativa.


Se encuentra junto al nuevo Paseo del puerto, que se extiende a lo largo de 9 kilómetros en paralelo al mar y ofrece desde la práctica de actividades deportivas, -desde el paseo o la bici hasta el kayac, pasando por el skate- hasta compras, restaurantes y un museo. Además, al final de cada tramo del paseo tenemos senderos costeros, una experiencia diferente y más natural.


Oslo a la última

Además de Vulkan, Tjuvholmen o Sorenga hay otras zonas que representan ese nuevo Oslo, ese moderno desarrollo urbanístico de una ciudad que no pierde de vista la vanguardia, como no se desvincula de conceptos como ciudad sostenible, verde, limpia, libre de humos o ciudad sin coches.


Y ¿qué otros lugares nuevos, de ese Oslo a la última hay que conocer en la próxima visita a la capital noruega? Pues desde la propia oficina de turismo del país nórdico recomiendan no perderse otras zonas nuevas como el barrio Barcode de Bjorvika, justo detrás de la Ópera.

Barcode recibe su nombre (código de barras en inglés) de su propio aspecto, conseguido gracias a sus 12 edificios de diferentes alturas y anchuras (son todos largos y estrechos) y a los espacios que quedan entre ellos. Se considera una obra maestra y ha sido diseñado por dos estudios de arquitectura noruegos y uno de Rotterdam.


El proyecto Barcode, que forma parte de una modernización más amplia de la zona de Bjorvika, pretende resaltar al apertura de esa zona hacia el fiordo de Oslo y el paso de la luz y el aire. El código de barras provocó bastantes reticencias al principio, pero actualmente esta zona que tiene de oficinas y apartamentos que alberga numerosos locales culturales y una gran variedad de tiendas y de restaurantes, es también reconocida como el perfil de Oslo.


Fuentes:

https://www.efetur.com/noticia/oslo-capital-verde-cambio-climatico/

https://www.nationalgeographic.com.es/viajes/actualidad/oslo-capital-verde-europea-2019_13432/4#slide-3


 
 
 

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Escribo en este blog, como medio de comunicación para publicar todas mis acciones por medio del turismo....

 

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